LA HISTORIA DE LALO CONTINUA
Los franceses llevaron a
todos sus prisioneros a un campo de internamiento donde les tomaban sus datos
personales para decidir donde los mandaban según su procedencia, mi futuro
esposo estaba en una de las largas filas que llevaban hacia el escribano, iba
con otros españoles como él prisioneros de los franceses, se dieron cuenta que
entre los datos que preguntaban era la religión, ninguno de ellos eran
católicos, Lalo no estaba ni siquiera bautizado, delante de ellos se encontraba
un viejo que les había dicho que estaba allí porque era judío, los jóvenes
españoles no sabían nada de las persecuciones que sufrían, creían que era una
religión como las otras, así que dijeron que ellos también dirían que eran
judíos, el viejo les recomendó horrorizado que dijeron cualquier cosa menos
eso, así les salvo la vida, les hubieran llevado directamente a cualquier campo
de exterminio, aunque una amiga judía al conocer la anécdota me dijo que se
habrían dado cuenta del engaño bajándoles los pantalones, efectivamente no
estaban circuncidados.
A los mas jóvenes les
separaron de viejos y judíos y los metieron en vagones para animales y pusieron
rumbo a Paris, alli estuvieron, siempre en el tren, algún tiempo hasta que
partieron hacia Drancy de donde salian los trenes hacia los campos de
exterminio, antes de llegar las agujas de las vías cambiaron y el tren partió
fue hacia el norte, hacia la costa, su destino no fue los hornos sino el de
trabajar para los alemanes en el muro del Atlántico, allí estuvo Lalo hasta el
final de la guerra.
En el campo de trabajos
forzados había de todas las nacionalidades, los esclavos de los nazis, los
españoles estaban juntos, tenían un traductor español, andaluz con el pelo
rubio, ojos azules y hablaba alemán los nazis lo tomaba por uno de los suyos y
él cuando traducía sus soflamas se permitía burlarse de ellos, a los
prisioneros los llevaba a trabajar a la base naval de Saint Nazaire, era una
base de submarinos alemanes que se refugiaban allí cuando necesitaban reparaciones.
Lalo no estuvo mucho tiempo, un día se anunció que los nazis buscaban gente con
oficio para varias tareas, los partidos presentes y organizados en los campos
habían recomendado aceptar estas ofertas para aprovechar todas las ocasiones
que se les ofrecieran para sabotajes o para ayudar a otros prisioneros, se
anuncio que se necesitaban zapateros, Lalo se avanzo diciendo que ese era su
oficio, empezó su trabajo con alemán de edad mediana, el hombre le miraba
sonriente mientras el joven intentaba hacer algo con los zapatos, por fin le
dijo, Abel ya veo que no tienes ni idea de este oficio, pero no te preocupes,
yo te enseñaré, así lo hizo y aun tengo zapatos arreglados por mi marido, el
oficio le gustó.
Lalo y algunos amigos salían
a pasear caída la noche y acompañados de algunas alemanas que trabajaban en el
campo en servicios administrativos, todos eran jóvenes y se divertían, lo que
hacían nunca me lo contó pero siempre guardó un buen recuerdo de la jóvenes
alemanas, es verdad que son muy lindas de jóvenes, aprovechando que salían con
facilidad un día un amigo y él se escaparon, sin saber donde ir pronto les
echaron el guante, los nazis no eran tontos y si les daban un poco de cuerda la
recogían enseguida. La tentativa de evasión marcó al joven prisionero y se
dispuso a intentarlo otra vez pero de manera diferente, como el zapatero alemán
parecía apreciarle pudo convencerle de que él era un trabajador y que merecía
vacaciones y él podría arreglarlo firmándole un pase para circular, así lo hizo
el buen hombre y Lalo se fue tranquilamente a coger el tren hacia Limoges, en
aquel tiempo Francia estaba aun dividida en dos partes, la ocupada al Nonrte y
la que llamaban libre, aunque de hecho eran los invasores quienes mandaban, la
policía alemana le pidió los papeles los miro y no dijo nada, debió extrañarle
el caso porque le dijeron que en Vierzon donde empezaba la zona libe, se bajara
del tren y se presentara a las autoridades, Lalo no lo hizo y con dificultades
pudo llegar a Limoges a casa de su madre, sabia que la policía vendría a
buscarle ya que tenían su dirección, así que pidió a los españoles que le
indicaran donde estaba la resistencia para unirse a ella, todos le dijeron que
no sabían nada, pero al acabar la guerra todos se dieron el pisto de que habían
sido grandes resistente, alguna vez habían mentido, al decir que no sabían
donde estaba y condenar al joven a las garras de la GESTAPO o cuando
proclamaban su heroísmo resistente.
Vinieron a buscarle unos das
después y volvió al campo y a sus zapatos, no hubo represalias, la guerra
continuaba y el momento del desembarco se acercaba mi marido recordaba que los
que trabajaban en la base naval de Saint Nazaire contaron el desembarco de un
comando canadiense destinado a destruir la base de submarinos, no lo
consiguieron, los españoles decían que los prisioneros desfilaban haciendo la
uve de la victoria, seguramente los fusilarían a todos, fue una intentona para
ver la resistencia del famoso muro nazi, los canadienses lo pagaron caro.
Ingleses y americanos bombardeaban con frecuencia los españoles no se quejaba,
son los nuestros, decían pero un día una bomba cayó muy cerca de Lalo, cundo se
levantó de los escombros tenia un palo en la mano, siempre lo guardó y ahora
forma parte de la historia de la familia convenientemente pulido y reluciente.
Por las mañanas debían
formarse todos para pasar revista ante los oficiales de la GESTAPO, un español,
buen amigo de Lalo tenia un perro que se formaba como todos en el patio del
campo, un día el pobre perro tuvo la ocurrencia de enseñar los dientes al
gestapista que reprendía a su amo, el asesino nazi sacó su pistola y tiro
contra el pobre perro dejándole muerto
en el acto, mi marido no lo pensó dos veces se tiro contra el nazi y lo echo al
suelo a fuerza de puñetazos, los separaron y Lalo fue encerrado en la prisión
del pueblo mas cercano donde debía esperar que juzgaran su caso, como mi marido
era casi un niño solía caer bien a los viejos nazis, su guardián le tomó
simpatía y le daba muy bien de comer, iba a verle para hablar con él y decirle
que él como muchos otros soldados no era nazi pero que estuvo obligado de
enrolarse para evitar el fusilamiento, siempre preguntaba al prisionero si
estaba bien y si necesitaba algo, un día Lalo le confió que dormía mal debido a
unos ruidos que le despertaban de madrugada, no te preocupes Abel, le dijo el
guardián son los tiros, todas las mañanas fusilamos a los prisionero,
naturalmente Lalo durmió aun peor desde entonces, los que fusilaban eran
franceses, miembros de la resistencia y rehenes, sobre todo comunistas.
Lalo volvió al campo sin que
le pasara nada, la guerra se acababa por allí, debido al desembarco las tropas
alemanas se retiraban y se llevaban con ellos todos los prisioneros, para
hacerlos trabajar en Alemania o exterminarlos, querían borrar las pruebas de
las atrocidades cometidas. Lalo y uno de sus amigos decidieron escapar, sabían
lo que les esperaba en Alemania, el amigo se había echado una novia francesa en
el pueblo y los escondió pero allí no podían estar mucho tiempo, temían que les
buscasen así que la familia de la novia les mandó a otro pueblo a un hotel de
conocidos, allí estuvieron algún tiempo, tenían una habitación de hotel y al
abrir el armario vieron un cajón cerrado y disimulado, lo abrieron y encontraron
lingotes de oro y joyas, seguramente pertenecían a judíos que lo habían
disimulado allí pensando volver a buscarlos cuando pudieran, ninguno de los dos
tocaron nada y se marcharon de allí lo mas pronto que pudieron, el amigo volvió
a buscar a su novia, Lalo se fue a Limoges donde por fin pudo reunirse con su
madre.
Patro y Sara vivían en
Limoges, mi futura suegra tenia un compañero, Angel Subira, republicano,
guardia de asalto madrileño, ese fue mi suegro, ya que al padre de mi marido no
pude conocerlo aunque he pasado parte de mi vida a reivindicar su memoria.
Lalo pasó algún tiempo en
Limoges, en aquella época los españoles eran apreciados, se conocía su
participación en la resistencia y muchos franceses les debían la vida al
haberlos pasado por las montañas a España huyendo de los nazis, entre ellos
algunos políticos y bastantotes combatientes tanto americanos como ingleses.
Sara y Lalo tenían muchos amigos entre los jóvenes, españoles y franceses, Sara
se echo novio y no tardaría en casarse, también entre sus amigos se contaban
las hermanas Poveda, su amistad duraría toda la vida.
En aquellos años los jóvenes
republicanos empezaron a agruparse en los Pirineos, corrió la voz de que se
estaba formando un ejército republicano que con la ayuda de los aliados
liberaría España del fascismo allí fue Lalo, para esperar la reconquista de su
país, se puso a trabajar en las obras de un pantano, conducía las escavadoras,
la liberación tanto deseada no tuvo lugar, los aliados no querían echar a
Franco, era fascista y asesino pero era anticomunista y eso les bastaba. Hubo la batalla del valle de Aran,
el partido comunista español organizo
este pequeño ejercito solo, los demás antifranquistas no le siguieron, Franco
mando al ejercito para acabar con los combatientes, mi padre estuvo allí, como
chofer de un mando del ejercito, le obligaron a hacer el servicio militar en
ese momento y pudo ver como asesinaban a los resistentes.
Lalo se quedó a trabajar en
la empresa de construcción que pertenecía a un italiano, acabó casándose con la
hija del jefe, al parecer era muy guapa, mas tarde con su mujer y su cuñada y
el marido de esta abrió un restaurante en Niza, les fue muy bien pero algunos
problemas entre las dos parejas hizo que Lalo y su mujer partieran a Paris,
donde se encontraba ya su madre con Angel y su hermana Sara.
Lalo y su esposa acabaron
divorciando, nunca me habló de ella, solo me dijo que era una chica muy maja
pero que no soportaba sus celos, yo nunca he sido celosa y tampoco me dio
motivos para serlo, nunca he comprendido los celos así que entre nosotros por
ese lado fue bien. Patro me dijo que Gilberta, asi se llamaba, estaba muy
enamorada de su hijo, pero se separaron y fue ella la que pidió el divorcio.
Se acercaba el momento en
que nos encontraríamos y así acabaría su vida de soltero divorciado, libre como
un pájaro, un día nos encontramos y se convirtió en un buen marido y mejor
padre. Ya hablare más de él en el transcurso de mi vida de la que siempre formó
parte.
Romel pasando revista a la base submarinaAñadir leyenda |
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