martes, 6 de enero de 2009

LA HISTORIA DE LALO CONTINUA




LA HISTORIA DE LALO CONTINUA



Los franceses llevaron a todos sus prisioneros a un campo de internamiento donde les tomaban sus datos personales para decidir donde los mandaban según su procedencia, mi futuro esposo estaba en una de las largas filas que llevaban hacia el escribano, iba con otros españoles como él prisioneros de los franceses, se dieron cuenta que entre los datos que preguntaban era la religión, ninguno de ellos eran católicos, Lalo no estaba ni siquiera bautizado, delante de ellos se encontraba un viejo que les había dicho que estaba allí porque era judío, los jóvenes españoles no sabían nada de las persecuciones que sufrían, creían que era una religión como las otras, así que dijeron que ellos también dirían que eran judíos, el viejo les recomendó horrorizado que dijeron cualquier cosa menos eso, así les salvo la vida, les hubieran llevado directamente a cualquier campo de exterminio, aunque una amiga judía al conocer la anécdota me dijo que se habrían dado cuenta del engaño bajándoles los pantalones, efectivamente no estaban circuncidados.



A los mas jóvenes les separaron de viejos y judíos y los metieron en vagones para animales y pusieron rumbo a Paris, alli estuvieron, siempre en el tren, algún tiempo hasta que partieron hacia Drancy de donde salian los trenes hacia los campos de exterminio, antes de llegar las agujas de las vías cambiaron y el tren partió fue hacia el norte, hacia la costa, su destino no fue los hornos sino el de trabajar para los alemanes en el muro del Atlántico, allí estuvo Lalo hasta el final de la guerra.



En el campo de trabajos forzados había de todas las nacionalidades, los esclavos de los nazis, los españoles estaban juntos, tenían un traductor español, andaluz con el pelo rubio, ojos azules y hablaba alemán los nazis lo tomaba por uno de los suyos y él cuando traducía sus soflamas se permitía burlarse de ellos, a los prisioneros los llevaba a trabajar a la base naval de Saint Nazaire, era una base de submarinos alemanes que se refugiaban allí cuando necesitaban reparaciones. Lalo no estuvo mucho tiempo, un día se anunció que los nazis buscaban gente con oficio para varias tareas, los partidos presentes y organizados en los campos habían recomendado aceptar estas ofertas para aprovechar todas las ocasiones que se les ofrecieran para sabotajes o para ayudar a otros prisioneros, se anuncio que se necesitaban zapateros, Lalo se avanzo diciendo que ese era su oficio, empezó su trabajo con alemán de edad mediana, el hombre le miraba sonriente mientras el joven intentaba hacer algo con los zapatos, por fin le dijo, Abel ya veo que no tienes ni idea de este oficio, pero no te preocupes, yo te enseñaré, así lo hizo y aun tengo zapatos arreglados por mi marido, el oficio le gustó.



Lalo y algunos amigos salían a pasear caída la noche y acompañados de algunas alemanas que trabajaban en el campo en servicios administrativos, todos eran jóvenes y se divertían, lo que hacían nunca me lo contó pero siempre guardó un buen recuerdo de la jóvenes alemanas, es verdad que son muy lindas de jóvenes, aprovechando que salían con facilidad un día un amigo y él se escaparon, sin saber donde ir pronto les echaron el guante, los nazis no eran tontos y si les daban un poco de cuerda la recogían enseguida. La tentativa de evasión marcó al joven prisionero y se dispuso a intentarlo otra vez pero de manera diferente, como el zapatero alemán parecía apreciarle pudo convencerle de que él era un trabajador y que merecía vacaciones y él podría arreglarlo firmándole un pase para circular, así lo hizo el buen hombre y Lalo se fue tranquilamente a coger el tren hacia Limoges, en aquel tiempo Francia estaba aun dividida en dos partes, la ocupada al Nonrte y la que llamaban libre, aunque de hecho eran los invasores quienes mandaban, la policía alemana le pidió los papeles los miro y no dijo nada, debió extrañarle el caso porque le dijeron que en Vierzon donde empezaba la zona libe, se bajara del tren y se presentara a las autoridades, Lalo no lo hizo y con dificultades pudo llegar a Limoges a casa de su madre, sabia que la policía vendría a buscarle ya que tenían su dirección, así que pidió a los españoles que le indicaran donde estaba la resistencia para unirse a ella, todos le dijeron que no sabían nada, pero al acabar la guerra todos se dieron el pisto de que habían sido grandes resistente, alguna vez habían mentido, al decir que no sabían donde estaba y condenar al joven a las garras de la GESTAPO o cuando proclamaban su heroísmo resistente.



Vinieron a buscarle unos das después y volvió al campo y a sus zapatos, no hubo represalias, la guerra continuaba y el momento del desembarco se acercaba mi marido recordaba que los que trabajaban en la base naval de Saint Nazaire contaron el desembarco de un comando canadiense destinado a destruir la base de submarinos, no lo consiguieron, los españoles decían que los prisioneros desfilaban haciendo la uve de la victoria, seguramente los fusilarían a todos, fue una intentona para ver la resistencia del famoso muro nazi, los canadienses lo pagaron caro. Ingleses y americanos bombardeaban con frecuencia los españoles no se quejaba, son los nuestros, decían pero un día una bomba cayó muy cerca de Lalo, cundo se levantó de los escombros tenia un palo en la mano, siempre lo guardó y ahora forma parte de la historia de la familia convenientemente pulido y reluciente.

Por las mañanas debían formarse todos para pasar revista ante los oficiales de la GESTAPO, un español, buen amigo de Lalo tenia un perro que se formaba como todos en el patio del campo, un día el pobre perro tuvo la ocurrencia de enseñar los dientes al gestapista que reprendía a su amo, el asesino nazi sacó su pistola y tiro contra el  pobre perro dejándole muerto en el acto, mi marido no lo pensó dos veces se tiro contra el nazi y lo echo al suelo a fuerza de puñetazos, los separaron y Lalo fue encerrado en la prisión del pueblo mas cercano donde debía esperar que juzgaran su caso, como mi marido era casi un niño solía caer bien a los viejos nazis, su guardián le tomó simpatía y le daba muy bien de comer, iba a verle para hablar con él y decirle que él como muchos otros soldados no era nazi pero que estuvo obligado de enrolarse para evitar el fusilamiento, siempre preguntaba al prisionero si estaba bien y si necesitaba algo, un día Lalo le confió que dormía mal debido a unos ruidos que le despertaban de madrugada, no te preocupes Abel, le dijo el guardián son los tiros, todas las mañanas fusilamos a los prisionero, naturalmente Lalo durmió aun peor desde entonces, los que fusilaban eran franceses, miembros de la resistencia y rehenes, sobre todo comunistas.



Lalo volvió al campo sin que le pasara nada, la guerra se acababa por allí, debido al desembarco las tropas alemanas se retiraban y se llevaban con ellos todos los prisioneros, para hacerlos trabajar en Alemania o exterminarlos, querían borrar las pruebas de las atrocidades cometidas. Lalo y uno de sus amigos decidieron escapar, sabían lo que les esperaba en Alemania, el amigo se había echado una novia francesa en el pueblo y los escondió pero allí no podían estar mucho tiempo, temían que les buscasen así que la familia de la novia les mandó a otro pueblo a un hotel de conocidos, allí estuvieron algún tiempo, tenían una habitación de hotel y al abrir el armario vieron un cajón cerrado y disimulado, lo abrieron y encontraron lingotes de oro y joyas, seguramente pertenecían a judíos que lo habían disimulado allí pensando volver a buscarlos cuando pudieran, ninguno de los dos tocaron nada y se marcharon de allí lo mas pronto que pudieron, el amigo volvió a buscar a su novia, Lalo se fue a Limoges donde por fin pudo reunirse con su madre.






Patro y Sara vivían en Limoges, mi futura suegra tenia un compañero, Angel Subira, republicano, guardia de asalto madrileño, ese fue mi suegro, ya que al padre de mi marido no pude conocerlo aunque he pasado parte de mi vida a reivindicar su memoria.



Lalo pasó algún tiempo en Limoges, en aquella época los españoles eran apreciados, se conocía su participación en la resistencia y muchos franceses les debían la vida al haberlos pasado por las montañas a España huyendo de los nazis, entre ellos algunos políticos y bastantotes combatientes tanto americanos como ingleses. Sara y Lalo tenían muchos amigos entre los jóvenes, españoles y franceses, Sara se echo novio y no tardaría en casarse, también entre sus amigos se contaban las hermanas Poveda, su amistad duraría toda la vida. 



En aquellos años los jóvenes republicanos empezaron a agruparse en los Pirineos, corrió la voz de que se estaba formando un ejército republicano que con la ayuda de los aliados liberaría España del fascismo allí fue Lalo, para esperar la reconquista de su país, se puso a trabajar en las obras de un pantano, conducía las escavadoras, la liberación tanto deseada no tuvo lugar, los aliados no querían echar a Franco, era fascista y asesino pero era anticomunista y eso les  bastaba. Hubo la batalla del valle de Aran, el partido comunista español  organizo este pequeño ejercito solo, los demás antifranquistas no le siguieron, Franco mando al ejercito para acabar con los combatientes, mi padre estuvo allí, como chofer de un mando del ejercito, le obligaron a hacer el servicio militar en ese momento y pudo ver como asesinaban a los resistentes.

Lalo se quedó a trabajar en la empresa de construcción que pertenecía a un italiano, acabó casándose con la hija del jefe, al parecer era muy guapa, mas tarde con su mujer y su cuñada y el marido de esta abrió un restaurante en Niza, les fue muy bien pero algunos problemas entre las dos parejas hizo que Lalo y su mujer partieran a Paris, donde se encontraba ya su madre con Angel y su hermana Sara.



Lalo y su esposa acabaron divorciando, nunca me habló de ella, solo me dijo que era una chica muy maja pero que no soportaba sus celos, yo nunca he sido celosa y tampoco me dio motivos para serlo, nunca he comprendido los celos así que entre nosotros por ese lado fue bien. Patro me dijo que Gilberta, asi se llamaba, estaba muy enamorada de su hijo, pero se separaron y fue ella la que pidió el divorcio.



Se acercaba el momento en que nos encontraríamos y así acabaría su vida de soltero divorciado, libre como un pájaro, un día nos encontramos y se convirtió en un buen marido y mejor padre. Ya hablare más de él en el transcurso de mi vida de la que siempre formó parte.

Romel pasando revista a la base submarinaAñadir leyenda
monumento a los comandos canadienses

No hay comentarios:

Publicar un comentario