viernes, 6 de febrero de 2009

ABELARDO, LALO, MI MARIDO

MI MARIDO Y YO, NOS CASAMOS, SU HERMANA SARA



ABELARDO RIERA VUELTA, MI MARIDO



Esta es la historia del hombre que vino a buscarme a la salida de mi trabajo con una rosa, cuando me pidió una cita no sabia quien era, nos conocimos en casa de un amigo y no cambiamos ni una palabra, creí que se trataba de una cita política, no lo era y ya no nos separamos mas, fue el padre de mis tres hijos, me fue siempre fiel y murió diciéndome que me había amado siempre, su recuerdo nunca me deja, en mi vive.



Lalo, por ese nombre le conocimos siempre fue un niño de la guerra, un niño de la retirada y un hijo de un revolucionario de la CNT fusilado por Franco, su historia es la de los republicanos españoles que perdieron la guerra, su patria y su familia, aquí la cuento.



Lalo nació en la Felguera, su padre trabajaba en la los altos hornos, era un felgueroso como llamaban a los que allí trabajaban, era electricista y miembro activo de la CNT-FAI  Su madre, Patrocinio Vuelta, era originaria de Llanes, su padre tuvo una fabrica de tejas, se arruinó jugando y bebiendo así que la miseria en que vivía la familia llevo a que Patrocinio, mi futura suegra, se marchase de allí para buscar otra vida, la encontró con el amor de Jerónimo Riera, se casaron y tuvieron dos hijos, Abelardo y Sara, podían haber sido mas felices, seguramente lo fueron, los principios anarquistas de Jerónimo le llevaban a respetar a la mujer y así se preocupo de que Patrocinio estudiase y se formase como comadrona, tanto como para ocuparse de las mujeres embarazadas como para ayudarlas a abortar si lo deseaban, el creía y luchaba por la liberación de la mujer.



Lo único que empañaba su felicidad era la actividad sindical y revolucionaria de Jerónimo, compañero de Durruti y Ascaso estaba vigilado por la policía  fue detenido y encerrado en la cárcel de León donde su hijo iba a verle de la mano de su madre, también debió exilarse cuando la revolución del 34 en Asturias, refugiado en Limoges, Francia, deja allí buenos amigos que mas tarde ayudarían a su familia cuando la retirada les llevo a Francia.



Cuando empezó la guerra Patro y sus hijos estaban de vacaciones en Llanes donde tenían familia, Lalo siempre se acordaba de una hermosa playita donde iba con amiguitos de su edad y que estaba cerca de una masia de sus tíos, sus vacaciones pasaban allí, mas tarde fuimos él yo y nuestro hijo mas pequeño a visitarla, allí acampamos, era un lugar mágico, también años mas tarde la visite con mi hija.



Esos fueron sin duda los mejore recuerdos de su infancia, la negra sombra del fascismo se cernía sobre el país y sobre la vida de todos, Jerónimo les dijo que no volvieran a la Felguera, en la Playa estaban mas seguros, él había tomado las riendas de la fabrica que los dueños habían abandonado a los republicanos, como fascistas que eran tenían miedo del pueblo, en la fábrica se producían armas para la República, pero la situación era peligrosa, el enfrentamiento entre anarquistas y comunistas ponía la vida del padre de Lalo en peligro, un día cuando iba a ver a su familia en coche hacia Llanes cayó en una encerrona preparada por los comunistas y salvó su vida por los pelos.



Cuando la caída de Asturias era eminente Jerónimo tomo las armas para defender la revolución, se alisto en el ejército donde fue nombrado sargento a titulo póstumo, antes de alistarse llevó a su familia a Gijón para que embarcaran con rumbo a Francia, les dijo que se reunirían en Barcelona, se despidió de ellos, los dejo en el barco y nunca se volvieron a ver, su historia ya la he contado.



La familia Riera embarcó, la nave estaba abarrotada de mujeres y niños que huían de los fascistas, cuando ya salían del puerto un barco fascista les cerró el paso, sus cañones apuntaban a las familias indefensas dispuestos a hundirlos en las aguas del Cantábrico, se salvaron, un navío de guerra ingles surgió de la niebla, se interpuso entre los marinos fascistas y sus victimas, los encañono diciendo que si hacia algo contra los que indefensos huían los hundiría sin remisión, el buque fascista dejó así escapar su presa, tengo entendido que este buque salvador fue el Hund, hundido poco después por la marina hitleriana.



Los refugiados llegaron a Burdeos, casi todos eligieron quedarse en Francia esperando el final de la guerra, no así Patro y sus hijos, pidieron que les dejaran ir a Barcelona donde estaban convencidos que Jerónimo se reuniría con ellos. La capital catalana aun era republicana y la familia fue bien acogida por los militantes de la CNT muchos conocían a Jerónimo, seguramente les contarían la heroica muerte de Ascaso, compañero de lucha de Riera, como lucho para tomar el cuartel de las Atarazanas, al final de las Ramblas y que era un cuartel de sublevados fascistas, una de sus balas acabo con la vida de este revolucionario.



Abelardo, nuestro Lalo estaba enfermo, había cogido el paludismo, sus ataques le acompañarían toda su vida, la CNT les instaló en la casa Batlló que el sindicato había ocupado para acomodar a sus compañeros, sobre todo a mujeres y niños con necesidad de cuidados, aunque era difícil procurarse quinina lo consiguieron y la salud del niño mejoró, aunque no quedo curado. Las casualidades de la vida o quizás otras causas misteriosas  hicieron que yo estaba en Barcelona al mismo tiempo que él, yo era un bebe, siempre en los brazos de mi madre, vivíamos en la Vía Layetana un poco mas abajo del Paseo de Gracia, quien sabe si algún día nos cruzamos, el con su madre, yo con la mía, pero tardaríamos muchos años en encontrarnos.



La familia Riera no estuvo mucho tiempo en Barcelona, la salud de Lalo no era muy buena así que el comité de salud lo envió con otras familias con niños a la montaña, les llevaron a Sanpero, pueblecito de la montaña dr Gerona, los instalaron en la casa del cura que habían hecho desaparecer los revolucionarios en los primeros tiempos de la sublevación, los niños se divertían visitando las habitaciones de la enorme casa que el párroco ocupaba pero lo que mas les impresionó fue una habitación o despensa llena de jamones, embutidos y otras carnes finas, mi marido me contaba que nunca tocaron nada pero comentaba la buena vida que llevaba el cura.



Después estuvimos instalados en una finca de terratenientes huidos, donde podían jugar y comer los frutos del huerto. Allí tampoco duraron mucho, la terrible noticia llegó, Barcelona había caído en manos de los fascistas y la gente huía despavorida, los que allí estaban refugiados no sabían que hacer, Patro no lo dudo un momento, quería ir a Francia, como tantos otros, creyendo que allí al fin se encontraría con su marido, no lo pensó dos veces, cogió su hatillo y tomo a sus hijos de la mano y pregunto donde estaba Francia, por ahí, mas allá de las montañas le dijeron y hacia allí fue, andando con el frío y la nieve como compañeros. Agotados los tres llegaron a Olot, sin fuerzas fueron albergados unos días en una casa amiga, pero allí no podían quedarse, el ejército fascista se acercaba a la frontera, siguieron su camino entre la nieve, un pastor les dijo de cambiar de ruta y les explico cómo llegar a Figueres, aun republicana, así les salvó la vida ya que sino se hubieron helado entre a nieve de las montañas.



Llegaron a Figueras, alli estaba concentrado los restos del ejercito republicano que deseaban pasar a Francia para desde allí continuar la lucha, se trataba para ellos de una retirada estratégica, las familias que huían estaban aterrorizadas y lo único que deseaban era salir del infierno que los fascistas les preparaban, sabían muy bien la suerte que corrían los republicanos que caían en sus garras, violaciones, torturas asesinato de mujeres y niños, fusilamientos sin ninguna proceso, había que marchar y allí estaban intentando pasar la frontera, unos iban hacia La Perthus, otros hacia Port Bou, por allí los franceses les dejaban pasar. Patro no sabia por donde ir, estaba al borde de la carretera cuando un compañero de su marido la reconoció, iba en un vehículo militar la llamó subieron y así llegaron a la frontera, entre Port bou y Cerbere, alli los soldados dejaban sus armas en manos de los franceses, tampoco podían pasar con vehículos de ningún tipo, todo quedo allí, mientras buscaban refugio los antiaéreos franceses tiraban continuamente marcando la frontera, los aviones fascistas perseguían a los que se retiraban pacíficamente asesinando civiles, la deca francesa les impedía matarlos en suelo francés, así empezó el exilio de mi marido y su familia que nunca acabó.



Desde la frontera partieron en largas columnas hacia el terrible destino que les esperaba, los franceses habían decidido aparcarlos como animales entre las arenas de la costa cercados de alambradas, sin ni siquiera un techo para guarnecerse del frío y de la terrible tramontana que soplaba continuamente, allí llegaron sin saber donde estaban ni lo que seria de ellos, para guardar a los republicanos que luchaban por la libertad los franceses habían elegido a una compañía de senegaleses que se divertían violando a las mujeres y matando cuando deseaban a los hombres, tenían carta blanca, todos los soldados y civiles allí reunidos sufrían de la disentería, sin sanitarios se dirigían al mar y eso les estaba prohibido, así los senegaleses tenían pretexto para cargar contra la gente indefensa con sus sables, muchos murieron de este modo, para dormir los prisioneros, internados decían, debían hacer agujeros en la arena y cubrirse con alguna manta, el frío y las enfermedades así como el hambre acabaron con la vida de muchos.



Allí llego la familia Riera, los hombres eran separados de las mujeres que quedaban con los niños, antes de que los separaran Lalo vio un circulo de hombres y se dio cuenta de que uno de ellos era amigo de su padre, lo conocía de Asturias, se acercó a saludarlo, en ese momento estaba contando a sus amigos como se cocinaba la paella, al ver al niño le dijo- tu eres el hijo de Jerónimo pues a tu padre lo han fusilado en Oviedo-, después le volvió la espalda y siguió con su paella, así se enteró Lalo de la muerte de su padre y así se lo dijo a su madre, la falta de humanidad de ese hombre que se decía un amigo Lalo nunca lo olvidó, nunca mas quiso verle, el tipazo vivía en Elne tiempos después, cuando pasábamos por allí para ir de vacaciones alguna vez Lalo lo vio sentado a la puerta de su casa y siempre me decía que no quería verlo, mas tarde nosotros también vivimos en Elne y sabíamos donde estaba aquel tipo pero mi marido me dijo que no quería verlo ni en pintura, hay dolores que no se olvidan.



Lalo seguía teniendo ataques de paludismo así que le llevaron al hospital de Persignan que entonces estaba en el centro de la ciudad, allí vio morir a la mayoría de los que ingresaban de enfermedad y de hambre, nadie creía que él podría salvarse, un medico tuvo compasión del niño, mando que le llevaran a un barco que había en Port Vendres para atender a los convalecientes, una vez allí ordeno que le dieran de comer cuanto pidiera, seguramente lo mas grave de su estado era el hambre, allí estuvo algún tiempo, hasta que fue dado de alta, contaba que los habitantes del pueblecito venían al salir de misa a ver los republicanos, el cura les había dicho que eran hijos del diablo y querían ver si tenían cola, a las mujeres cuando podían les levantaban las faldas.



Patro no sabia que había sido de su hijo, nadie la informo de donde estaba, al no tener noticias lo creyó muerto y se puso de luto por su marido y por su hijo, los franceses procuraban buscar acomodo a las mujeres y a los niños, querían vaciar los campos, hacían venir a propagandistas fascistas para que convencieran a las gentes de volver a España, algunos se apuntaron para la vuelta, sus compañeros les insultaban y les tachaban de fascistas, los voluntarios que querían escapar al infierno de agua y arena no sabían que lo que les esperaba con Franco era el pelotón, pocos se salvaron, antes de marchar decían que podían volver ya que no habían hecho nada malo pero para los fascistas el ser republicanos bastaba.



Patro  seguía sin saber nada de su hijo al que creía muerto, se negó a volver a España y ella y su hija Sara fueron encaminadas a un pueblo del centro de Francia, Villanueva del Allier, donde el gobierno pagaba un hotel para algunas familias refugiadas, mujeres y niños allí estaba hasta que un día recibieron noticias del niño que creían muerto.



Lalo estuvo algún tiempo en el barco, al sanar como tampoco sabían donde estaba su familia lo mandaron a una institución religiosa que recogía niños, San Vicente de Paul, en les Landes, allí habia un nutrido grupo de niños españoles, muchos eran de ricas familias que los habían mandado allí mientras duraba la guerra en España y que deseaban que siguieran los estudios de curas en el seminario, también se lo propusieron a Lalo y otros niños españoles, ninguno acepto. El tiempo que estuvo allí no lo pasó mal, uno de sus recuerdos es de cómo se divertían cuando venia un cura a ver a la directora, por la mañana iban debajo de la ventana de su alcoba a contar los preservativos que tiraba, esta mujer se hizo famosa al terminar la guerra europea, había acogido dos niños judíos para salvarlos de los asesinos nazis, eso la honra pero aprovechó para bautizarles y guardarles con ella, los niños eran huérfanos, sus padres habían sido exterminados en los campos de la muerte, pero tenían familiares en Israel que los reclamaron, ella los escondió y se negó a entregarlos, decía que eran buenos cristianos, los había convertido y no permitiría que cayeran en manos de los judíos, fue un escándalo por fin pudieron recuperar a los niños que partieron con sus familiares a Israel, debía ser una mujer de armas tomar.



Los refugiados publicaban anuncios en los periódicos buscando noticias de familiares, un día en la institución vieron que una Riera buscaba a su hijo y comprendieron que era Lalo, le dijeron que su madre le buscaba y que iba a reunirse con ella, pero debía hacer el viaje solo, nadie le acompañaría, le dieron su maletita y lo llevaron al tren, había otros niños que volvían a España, a esos la directora les dio algo de dinero, a Lalo no le dijo ni adiós, le entregaron a los conductores del tren diciéndoles que aquel niño iba a Villanueva, sin mas , el problema es que hay muchos pueblos en Francia con este nombre y tuvieron que llevarle a todos hasta que encontraron su Villanueva, los conductores se portaron muy bien con el, eran de izquierdas y partidarios de los republicanos españoles, le dieron de comer y no pararon hasta encontrar el pueblo y su madre, por fin los tres se reunieron en aquel idílico pueblecito que muchos años después visitamos Lalo yo y Daniel, nuestro ultimo hijo.



Tampoco alli pudieron quedarse mucho tiempo, el gobierno francés no quería seguir gastándose dinero en mantener refugiados, así que decidió mandar a la España fascista las familias que no tuvieran un sostén económico, Patro y sus hijos no querían volver al infierno que habían conocido, sabían lo que les esperaba, Lalo tomo la dirección de la familia y escribió a los amigos anarquistas de su padre en Limoges, les pidió que los avalaran y que le buscaran trabajo para evitar que los expulsaran, lo hicieron y con la promesa de trabajo pudieron llegar a casa de sus amigos, allí encontraron alojo y Lalo se puso a trabajar con otros españoles, creo que se ocupaban de arreglar carreteras.



La guerra con los alemanes había estallado, Francia se rindió y llevó al poder al general Petain, entregado a los alemanes, los franceses le siguieron, Patria, Trabajo y Familia eran las consignas fascistas que la gente aprobaba, los franceses no deseaban la guerra, habían pagado caro la anterior, los pueblos de Francia tienen largas listas de los soldados muertos en las trincheras, en todas las plazas de Francia se levantan monumentos con sus nombres. Otra parte de la población, la mas acomodada, prefería los nazis a los comunistas que veían como una amenaza para sus propiedades, así que casi toda Francia colaboró con el enemigo nazi de buena gana y con buena conciencia, nunca se arrepintieron de ello.



Patro había encontrado un compañero, Ángel Subira, madrileño guardia de asalto, hablare de él mas adelante, Ángel sabia curtir pieles y con eso se ganaba algunos dineros, debido a la guerra no había de nada y él confeccionaba gorros con pieles curtidas de conejo, alquilaron una casita con huerta y vivían también de alguna hortaliza que cosechaban, no duró mucho, al venir la penuria de la guerra los propietarios los echaron para aprovechar ellos de los frutos de la tierra, así que volvieron a Limoges.



No les iba mal después de tantas vicisitudes, pero era sin contar con los nazis y sus aliados franceses, un día la gendarmería francesa vino a buscarle, los alemanes necesitaban mano de obra y habían dado orden de que les entregaran a todos los que podían trabajar para ellos como esclavos, también detenían a los judíos, los españoles eran apatridas por decisión de Franco comunicada a los nazis por Serrano Suñer, ministro de exteriores de España, el ministro había dicho que los republicanos no eran españoles y que podían hacer con ellos lo que quisieran,  a pesar de que era menor se lo llevaron, la etapa de su deportación que duro hasta el final de la guerra empieza ahí.



Cierro este capitulo y pronto seguiré contando la odisea de mi marido, un refugiado en Francia, victima del franquismo y del nazismo alemán.




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